Este Blog es en homenaje a los que descansan en el Cementerio de Azul (Prov. de Buenos Aires, Argentina), que nos precedieron en el duro camino de la vida y que con su esfuerzo y dedicación contribuyeron a hacer grande a esta ciudad. Nació de la mano de Vicente Lencioni y hoy nos toca continuar su legado, siguiendo el principio que él se planteara al construir este sitio.
CEMENTERIO DE AZUL Homenaje a la majestuosidad de la muerte y a la síntesis histórica. La ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires, Argentina, rinde homenaje a la majestuosidad de la muerte, con una imponente escultura hecha en 1938, por el arquitecto e ingeniero Francisco Salamone. Esta escultura representa un ángel flamígero con una espada en las manos. Como dijo alguien, pareciera que estuviera marcando la frontera entre la vida y la muerte; además esta representando para los creyentes la esperanza de la resurrección. Entrando ya al interior del Cementerio encontramos dos cenotafios que rinden homenaje a los muertos de los dos grandes partidos políticos cuya ideología la podemos considerar fundacional de la Argentina moderna. Uno es en homenaje a los muertos en la Revolución Radical, de 1890 y el otro es en homenaje al Teniente General Juan Domingo Perón y a su esposa María Eva Duarte. Es como si esta Ciudad Cervantina, de profundas raíces Pampas, en la que hace años se señoreaban los pueblos originarios, tierra en que tantos desencuentros se produjeran, quiere ser hoy la heredad de la síntesis unificadora de tantos años de desencuentros.



A los desaparecidos de toda la tierra, de todas las épocas por distintos motivos, quienes con su sacrificio han hecho posible que "la muerte le enseñe a los vivos" a soñar con un Mundo lleno de respeto por las ideas del otro.

(José Vicente Cuenca Phd Departamento de Antropología Universidad Nacional de Colombia Santa Fé de Bogotá, 1994)


lunes, 2 de agosto de 2010

Manuel Chaves y Señora

sepelio del señor Chaves


nicho en el cementerio de Azul, donde descansa Chaves y señora


En septiembre de 1955, la Republica se vio conmocionada por el estallido de un golpe de estado que mas tarde se dio en llamar Revolución Libertadora. Gobernaba el país el general Juan Domingo Perón, y si bien había dado y hecho mucho por los obreros, dignificándolos. En los últimos tiempos se había excedido en el tratamiento hacia la oposición dejando de lado las prácticas democráticas.
El mayor opositor, dentro de las fuerzas armadas, la marina era la más virulenta y la que mayor animadversión hacia el gobierno mostró.
Producido el golpe de estado, el 16 de septiembre,la marina no solo, amenazo con bombardear poblaciones indefensas, sino que arraso con los opositores al golpe d e estado.
Acá en azul protagonizo un o de los más sanguinarios y aberrantes actos.
Fusilo y masacro con increíble saña, al entonces Secretario General de la CGT Regional Azul, don Manuel Chávez.Un dirigente gramial serio y honesto dedicado a su funcion de Secretario de la CGT Regional
Veamos algunos datos biográficos:
Nació un 18 de julio de 1913, en General Guido Pcia de Buenos Aires sus padres fueron Jorge Chávez y doña Josefa Mateo, sus primeros años en su pueblo natal, al decir de sus amigos, no era un joven de divertirse, sino era mas bien retraído y trabajador, ayudando a sus padres en las tareas diarias.
A los treinta años ingreso en la Policía, en la comisaría de su pueblo, algunos memoriosos, recuerdan a ese joven que al terminar su trabajo se iba directamente a su casa y de allí al comenzar el día marchaba a su trabajo; tenia muchas veces que llevar hasta Sierra Chica, a detenidos conociendo asi a la que seria su esposa.
Aun hoy como ocurre con Sanfilipo, el pueblo de Azul le debe el merecido homenaje a su trayectoria, aunque una calle lleve su nombre
fuente: diario el tiempo
conversaciones son los hijo



Manuel Chaves, un mártir del justicialismo
26 de abril de 2015 a las 11:12
Las calles del Azul 


                                   Manuel Chaves, un mártir del justicialismo 



La centésima quinta calle de nuestro recorrido, en 1974, fue nombrada como Manuel Chaves, en homenaje al secretario general de la A.T.E. y la C.G.T. brutalmente asesinado en 1955 durante las primeras jornadas del golpe de Estado producido por la autoproclamada “Revolución Libertadora”.


Por Eduardo Agüero Mielhuerry

Trabajo declarado de Interés Legislativo y Comunitario por el Concejo Deliberante de Azul.


El 25 de marzo de 1879, a través del Decreto N° 183, el Presidente de la Corporación Municipal de Azul, Federico Julián Olivencia, le impuso nombres a las apenas 36 calles que tenía el pueblo, denominadas hasta entonces con números romanos.
Nueve años más tarde la ciudad había crecido de manera sustancial, por lo que fue necesario trazar y denominar nuevas calles. Así fue como, el 4 de marzo de 1888, el intendente Pedro Oubiñas promulgó el Decreto N° 354 que establecía las denominaciones de ocho arterias y se nombraron como “avenidas” a dos calles preexistentes.
Entrado el siglo XX, el crecimiento poblacional y la dispersión de construcciones dentro de la forzosamente ampliada cuadrícula urbana, conllevaron a la imperiosa necesidad de trazar nuevas arterias para facilitar la circulación y desarrollar ordenadamente el ejido de Azul.
            A través de la Ordenanza N° 782, del 18 de octubre de 1924, el Honorable Concejo Deliberante, por unanimidad, le impuso nombres a veinte nuevas calles abiertas y/o rectificadas en su trayecto. El proyecto había sido presentado y tratado por una Comisión especial integrada por Eduardo Berdiñas, Gregorio Motti, Francisco Gilardoni y Pedro Guiraut. Días después, éste último, que era el intendente Municipal de aquel entonces, la promulgó.
            Los años ’40 trajeron aparejados varios cambios de denominación para las calles azuleñas y algunas incorporaciones. En el segundo semestre de 1942, durante la administración del intendente José María Peluffo, se denominaron cinco avenidas (tres de ellas de circunvalación). Y algunos años más tarde, en 1949, el intendente Ernesto María Malére sancionó la Ordenanza N° 88 a través de la cual se designó con el nombre de Rastreador Fournier “a un tramo de calle adyacente al Parque Municipal”, la calle hasta entonces más corta en su recorrido de Azul.
Pasada la mitad del siglo XX, el crecimiento poblacional y la dispersión de construcciones dentro de la forzosamente ampliada cuadrícula urbana, conllevaron a la imperiosa necesidad de trazar nuevas arterias para facilitar la circulación y desarrollar ordenadamente el ejido de Azul.
Mediante el Decreto-Ordenanza del 12 de noviembre de 1956, firmado por el Comisionado Guillermo Rodolfo Sarmiento, se le impusieron nombres a quince nuevas calles de la ciudad.
La disposición fue promulgada el 27 de diciembre del mismo año a través del Decreto 23.777/56 de la Intervención Nacional y recién se hicieron efectivas las imposiciones el 3 de enero de 1957. Las denominaciones de entonces fueron propuestas por la “Comisión Municipal de Investigaciones Históricas del Partido de Azul”, a cuyo frente se hallaba el historiador azuleño Vicente Porro quien contaba con la incansable colaboración de la poetisa María Aléx Urrutia Artieda.
Empero Azul siguió creciendo y así en los años ’60 llegaron dos nuevas denominaciones Juan Bautista Justo y Carlos Pellegrini, dos personalidades de peso en la política nacional que marcaron indudablemente nuestra historia. Ambos nombres fueron impuestos durante la administración del intendente designado Julio Villanueva.
            Al iniciarse la década del ’70, Azul vivirá una interesante etapa de expansión en una época compleja. La primera nueva denominación que aparecerá en la cuadricula urbana será General Martín Miguel de Güemes, nombre que se le impuso mediante el Decreto del 14 de junio de 1971 a la otrora Avenida Humberto I entre el puente sobre el Arroyo Azul y la calle General Escalada (límite este último que será corrido en la práctica hasta la calle Cabo Daniel González).
Luego surgirán dieciséis arterias en el flamante “Barrio Banco de la Provincia de Buenos Aires”, inaugurado el 7 de noviembre de 1970 y que el 14 de junio del año siguiente recibió el nombre de “General Martín Miguel de Güemes” (mediante el mismo decreto que denominó a la avenida). Los nombres elegidos mediante el Decreto del 9 de junio de 1972 fueron: Perú, Ecuador, Colombia, Guyana, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia. 
El 5 de septiembre de 1974, durante la administración del intendente electo Juan Carlos Peralta Reyes, mediante la Ordenanza N° 147, la prolongación de la calle San Martín -convertida en avenida-, recibirá el nombre del sindicalista asesinado en Azul, Manuel Chaves. Poco después, el mismo intendente bautizó, mediante la Ordenanza 271 del 21 de julio de 1975, a la Calle N° 2 con el nombre de Maestras Azuleñas.
El 23 de septiembre de 1976, mediante la Ordenanza N° 362, se impondrán los nombres de Tierra del Fuego y Antártida Argentina a dos calles de breve recorrido al Oeste de la Avenida 25 de Mayo hasta la calle General Uriburu (actual De Paula), entre Formosa y Misiones, la primera, y entre Mesura y Darhanpé, la segunda.
Las últimas tres calles de la década surgirán mediante el Decreto N° 441 del 16 de diciembre de 1979, que impondrá los nombres de Teniente de Marina Eduardo O´Connor, Teniente Coronel de Marina Erasmo Obligado y Comodoro de Marina Luis Py.


Siguiendo la Ordenanza N° 18


Considerando la Ordenanza N° 18, mediante la cual el intendente Ernesto María Malére había implantado un sistema numérico arábigo para la denominación de las arterias azuleñas, a la que desde antaño era la calle General José de San Martín, se le impuso el número 27.
Cabe recordar que según la disposición sancionada por el Concejo Deliberante (8 de julio de 1953) y promulgada poco después por el Ejecutivo (el día 11 del mismo mes), se enumeró del 1 al 59 a las calles paralelas a la Avenida Intendente Juan José Mujica (que le correspondía el 1) y del 60 en adelante desde la primera arteria paralela a la Ruta Nacional N° 3.
Sin embargo, como en otras oportunidades hemos aclarado, el sistema numérico no tuvo buena aceptación en la comunidad y aunque se podría decir que aún hoy convive con el sistema nominal -pues la Ordenanza nunca fue derogada-, ya nadie lo usa, quedando hecha la salvedad en cuanto a las calles que por nombre llevan un número desde entonces. 
Años más tarde, como ya se mencionó, en el mes del décimo noveno aniversario del homicidio del sindicalista, siendo Presidente del Concejo Deliberante Miguel Diab, a través de la Ordenanza N° 147 sancionada por el intendente Juan Carlos Peralta Reyes, la prolongación hacia el Oeste de la arteria General José de San Martín recibió el nombre de Manuel Chaves desde el puente sobre el Arroyo Azul hasta su cruce con la Ruta Provincial N° 51, siendo todo este trayecto de doble mano de circulación (actualmente sólo desde la calle De las Cautivas hasta la ruta).


Una cuna humilde


Manuel Víctor Chaves nació el 18 de julio de 1913 y fue bautizado el 19 de mayo de 1915, en General Guido provincia de Buenos Aires. Sus padres fueron Jorge Chaves (nacido en Dolores, Buenos Aires) y doña Josefa Mateo (nacida en Santiago de Arenas, España), quienes se habían unido en matrimonio el 10 de abril de 1911. La pareja tuvo además dos hijas: Paulina Adelina (18 de mayo de 1912) y Josefa Antonia (18 de marzo de 1921).
La familia se radicó en la zona aledaña a la estación ferroviaria de Guido; vivieron en la calle Belgrano casi esquina Alem. Su padre prestaba servicios en campos de la zona -siendo cocinero en al menos tres estancias-, y su madre también colaboraba dedicándose además a las tareas del hogar.
Cursó el primario en la Escuela N° 1 Domingo F. Sarmiento. Durante su juventud demostró ser un joven trabajador, un tanto retraído, pero excelente amigo.
En los años ’30 ingresó en la Policía, en la comisaría de su pueblo como suboficial, siendo pronto ascendido a oficial escribiente. Dado su empleo, en reiteradas oportunidades trasladó presos a Sierra Chica y fue allí donde conoció a Roque Jacinto Mármol, quien se convirtió rápidamente en su amigo y tiempo después en su cuñado.
El 28 de enero de1939, en Olavarría, Manuel Chaves contrajo matrimonio con Amalia Damiana Mármol (hija de Juan Evangelista Mármol y Damiana Josefa Rosa Quiroga). La joven pareja se radicó en el hogar de los Chaves, en Guido, y poco a poco, la familia se fue agrandando. Tuvieron cuatro hijos los cuales nacieron en diferentes lugares: Rubén Omar (Dolores, 12 de febrero de 1940); Manuel Oscar (Olavarría, 11 de mayo de 1941); Carlos Ovidio (Hinojo, 19 de enero de 1943); y Angélica Amalia (General Guido, 28 de noviembre de 1945).
En 1945 Manuel perdió su empleo en la fuerza policial; sin embargo, un pariente, que era funcionario de Juan D. Perón, a través del Ministerio de Educación, le consiguió un nombramiento como bibliotecario en la Escuela Normal de Azul.


Nuevos horizontes


Toda la familia Chaves se trasladó a la ciudad de Azul donde Manuel se desempeñó en el cargo por al menos dos años. Al mismo tiempo, comenzó a militar en las filas del Peronismo, que se desarrollaba en nuestro país gestando cambios en todos los niveles sociales.
En pleno comienzo de una nueva etapa histórica, los municipios iniciaron sus campañas políticas para las elecciones que se realizaron el 14 de marzo de 1948. La atención de la comunidad azuleña se polarizó entre el candidato de la Unión Cívica Radical y el del Peronismo. Respectivamente, por un lado, el destacado y reconocido abogado Alfredo Prat, de dilatada trayectoria política y laboral, y por el otro, el joven, también abogado, Ernesto María Malére. Los discursos políticos fueron sumamente profundos, pero la suerte estaba echada y el “huracán” peronista arrasó también en Azul. El doctor Malére triunfó alcanzando 5.019 votos sobre los 3.891 de su opositor.
Convencido del nuevo panorama planteado por Perón y Evita, Manuel Chaves se afilió a la Asociación de Trabajadores del Estado (A.T.E.), mostrándose inmediatamente interesado en la actividad gremial y por supuesto en la propuesta que el presidente de la República estaba llevando a cabo en el país.
El 11 de noviembre de 1951 las urnas volvieron a expresar la voluntad del pueblo. Malére fue el primer intendente de Azul en ser reelecto para un segundo mandato consecutivo.
Destacándose en la central obrera, el 7 de octubre de 1953, Manuel Chaves se candidateó para conducirla, empero el acérrimo peronista Manuel López Roux obtuvo la victoria. Sin embargo, poco después éste renunció dado que, además había sido electo Diputado provincial. Entonces, desde la C.G.T. nacional se designó a Chaves al frente de la delegación regional, quien asumió el 7 de diciembre. El 31 del mismo mes, Manuel Chaves recibió la credencial como miembro del Subcomando Táctico del Partido Peronista de Azul, en representación de la C.G.T. Azul.
A mediados de marzo de 1954, desde el Comando Estratégico Peronista, se dio a conocer la nómina de candidatos que conformaban la lista para las elecciones del siguiente mes. Alberto Rubens López Claro la encabezaba como candidato a intendente, acompañado por Miguel Diab, Antonio Barbere y Manuel Chaves, entre otros, como candidatos a concejales.
Los comicios del 25 de abril fueron una vez más auspiciosos para el Peronismo y en especial el azuleño. El triunfo fue considerado aplastante, pues el dirigente López Claro obtuvo 15.034 votos frente a los 9.080 que apoyaron a su opositor, el radical, Juan Manuel Carboni. Sin embargo, la alegría de la victoria duró muy poco. Aquellos meses de espesa turbulencia  política no solo fatigaban sino que sobre todo preocupaban a la dirigencia.
            El 25 de septiembre de aquel año la C.G.T. Azul inauguró su propia Biblioteca, a la que se llamó “Eva Perón”. El acto contó con la presencia de trabajadores y dirigentes, siendo oradores en la ocasión el director de Bibliotecas del Ministerio de Educación de la provincia, Miguel Ángel Torres Fernández, y el delegado regional, Manuel Chaves.
            El proyecto más ambicioso que impulsó la C.G.T. Azul conducida por Manuel Chaves fue la construcción de un Estadio Obrero, el cual estuvo planificado sobre cuatro manzanas ubicadas en el barrio Villa Fidelidad (a la altura de las calles Gral. Manuel Escalada y prolongación Gral. San Martín -actual Av. Chaves-). Las tierras eran fiscales y la Municipalidad las donó a la organización sindical. El proyecto fue realizado por el azuleño Adolfo Godoy y el monumental polideportivo (que incluía canchas de fútbol, básquet, tenis, bochas, pista de atletismo, gimnasio, confitería, cine y teatro al aire libre, pista de autos Midget, y hasta una Ciudad Infantil) llevaría el nombre de “Presidente Perón”, pero el devenir de los acontecimientos lo dejaría simplemente como un proyecto…
            El Concejo Deliberante de Azul se renovó el 1 de mayo de 1955. Ese mismo día asumió López Claro en medio de convulsiones político-militares que presagiaban el final. A los pocos meses, esas tensiones militares que habían comenzado a manifestarse cuatro años antes -con el apoyo del mundo político opositor al Peronismo-, harían crisis culminando en la autoproclamada “Revolución Libertadora”.
            El 20 de septiembre de 1955 el derrocamiento de Perón fue inevitable y el gobierno quedó en manos del Presidente de facto, general Eduardo Lonardi. En Azul, el gobierno de López Claro, iniciado apenas cinco meses antes, se vio interrumpido cuando él y sus colaboradores se vieron forzados a presentar sus renuncias. El Contador Nacional Arrigó Kubik fue designado como encargado administrativo de la Comuna.
            Al día siguiente, por la tarde, llegaron al palacio municipal el segundo jefe del Arsenal Naval Azopardo, capitán de corbeta de Infantería de Marina Gilberto Antonio Sánchez, su ayudante teniente de navío Héctor Peralta y el capitán de corbeta Enrique Ortega. El primero de ellos fue quien se impuso al frente del Municipio.
            Varias personas habían sido citadas para presenciar la toma del poder comunal por la Marina de Guerra. Entre los invitados asistieron Manuel Chaves como delegado regional de la CGT y los doctores Palmiro Bartolomé Bogliano y José María Caputi Ferreyra. La historia tomaría otro rumbo desde entonces…


Una muerte injusta


La noche del 22 de setiembre de 1955 Manuel Chaves fue a la Comisaría a ver al jefe de la misma, González, para averiguar si había alguna orden de detención que pesara sobre él. El Comisario le informó que no; únicamente, al día siguiente, tenía que entregar las llaves de la C.G.T. al capitán de corbeta Sánchez.
Manuel llegó a su domicilio poco después de las diez de la noche, donde lo esperaba su familia para cenar. Su hogar, ubicado en la calle Córdoba N° 869 (actual Intendente Ernesto M. Malére), era humilde, pequeño; junto a su esposa y sus cuatro hijos vivía en una casa alquilada, de las denominadas “martillo”, con el corredor que daba a la calle, una estera que impedía la visión desde afuera y un paredón bajo al frente.
Pasadas las once de la noche, mientras estaban de sobremesa -tomando un té- y los dos hijos más pequeños ya dormían, oyeron que golpeaban las manos. Amalia salió parsimoniosamente a atender y quedó sorprendida ante el tumulto en la calle de hombres de la Marina. Habían rodeado la manzana.
Cuando estaba a punto de salir, escuchó que afuera gritaron: “¡Queremos a Chaves!”. Y tras un instante de silencio e incertidumbre dos disparos quebraron la paz de la noche. El candado que trababa la puerta voló por los aires…
Chaves atinó a indicarle a su hijo mayor que salte el paredón hacia el domicilio de los vecinos e inmediatamente se encaminó hacia el frente de su hogar pensando que habían matado a su esposa.
Para entonces, el sobrino que los acompañaba ya había sido sacado hacia la calle y su esposa y sus tres hijos habían sido encerrados en una de las piezas. Al regresar de la parte trasera de la casa y llegar al corredor, Chaves se encontró con los hombres de la Marina en su patio. Casi sin mediar palabras, entre las sombras, lo acribillaron a balazos...
El teniente de navío Carlos Alberto Heredia fue quien efectuó los disparos al dirigente desarmado y desconcertado por la abrupta irrupción.
Cuando Rubén, que había saltado a la casa del vecino, escuchó las ráfagas de tiros, decidió volver. Encontró a su padre agonizando en el suelo y sólo atinó a abrazarlo…
El cadáver de Manuel Chaves estuvo tirado en el corredor de su casa hasta las seis de la mañana. Idilio Pedro Giarola, un dirigente del peronismo azuleño, junto con el subdelegado “cegetista” Rodolfo Godoy, fueron quienes llegaron hasta la casa de los Chaves e iniciaron los trámites del funeral. Doña Amalia y sus hijos no salían de su conmoción…
El dirigente fue velado en su dormitorio mientras aún afuera se evidenciaban los daños producidos por los proyectiles.
El Comando Militar de Azul de la “Revolución Libertadora” brindó públicamente su versión “oficial” del hecho: “Se informa a la población de Azul que, siendo aproximadamente las 23:30 horas y cuando se realizaba una investigación respecto a la tenencia ilegal y desautorizada de armas de fuego ocurrió un lamentable acontecimiento. Al resistirse armado y hacer fuego sobre las autoridades que solicitaban la información precedente, resultó muerto el señor Manuel Chaves. De inmediato la Policía Regional inició las actuaciones pertinentes con la intervención del señor Juez Federal Jorge A. Zavala Rodríguez”.
El sepelio fue realizado el 24 de septiembre por la tarde en el Cementerio Central, previo responso en la Parroquia San Antonio de Padua.
            Poco después, de acuerdo con numerosas versiones, se supo que los hombres de la Marina irrumpieron en la casa de los Chaves alertados por la denuncia que formuló un vecino, Salvador Padilla, acérrimo antiperonista, quien habría afirmado que “en la casa de Manuel había una reunión de la C.G.T. y que había armas”. Mentiras y odios absurdos que provocaron la muerte de un inocente.


EXCLUSIVO

El Expediente sobre la muerte de Manuel Chaves que custodió Isaac Rojas durante medio siglo

Por Marcial Luna

El expediente iniciado como consecuencia del fusilamiento de Manuel Chaves no se había extraviado ni incinerado durante alguno de los procesos militares posteriores a 1955. Durante la investigación que realicé para el libro, en la década del '90, tanto en la Justicia Federal como en diversos organismos de las fuerzas armadas se me informó que esa documentación había sido destruida. Sin embargo, en noviembre de 2014 el Ministerio de Defensa de la Nación hizo público el archivo reservado de uno de los cabecillas del golpe militar de 1955: el almirante Isaac Rojas.
Entre la significativa documentación recuperada se encuentra el expediente «Chaves», identificado como ARA DGH 26-1030 (R) C de 1955, cuya copia ahora se encuentra en mi archivo personal. Este expediente, fundamentalmente de instrucción a través de la justicia militar, contiene múltiples elementos que vienen a confirmar la investigación realizada para el libro que titulé Chaves, el primer asesinato de la “Revolución Libertadora”, y que fuera editado en 1994 por este diario, como primera edición, y en 2013, por CTA Ediciones, a nivel nacional, lo cual permitió presentarlo en sitios emblemáticos para cualquier autor, como es el caso de la Biblioteca del Congreso de la Nación y de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
En 2015 se publicará la edición definitiva del libro “Chaves”,  con la incorporación de un capítulo referido al contenido del expediente que estuvo en manos de Isaac Rojas. Así, concluirá la investigación que comenzó en 1994, con el primer testimonio brindado por los hijos del sindicalista fusilado el 22 de septiembre de 1955 en Azul y que también se publicó, como adelanto, en EL TIEMPO.


En “custodia”


La información recobrada tiene, por lo menos, una doble importancia: por un lado se trata de la «causa Chaves» hasta ahora desconocida y ocultada y, por el otro, ha estado preservada bajo siete llaves personalmente por uno de los máximos responsables de la «Revolución Libertadora». Es decir, demuestra que el caso del asesinato de Manuel Chaves ha sido lo suficientemente importante para el almirante Isaac Rojas como para mantenerlo bajo celosa «custodia» durante cincuenta y nueve años. Incluso trascendiendo el tiempo de su propia muerte, ocurrida en 1993, puesto que recién en 2014 se logró la apertura de su archivo personal.
El expediente «Chaves» tiene dos etapas claves: la primera, desarrollada en la órbita del Juzgado Nacional (ahora Federal) con asiento en Azul durante 1955 y luego, a partir de que el magistrado declara su «incompetencia», la segunda etapa, con instrucción en la Justicia Militar.


Incompetencia


Hay datos fundamentales en esta causa. El primero de ellos, si se tiene en cuenta que la muerte de Chaves se produce durante la noche del 22 de septiembre, es que el sumario de inicia el día 23 de septiembre de 1955, a cargo del Juzgado Nacional de 1ra. Instancia con sede en Azul. Al día siguiente, 24, el juez nacional declara su incompetencia, rápidamente. A partir de entonces el caso quedará en manos del Juzgado de Instrucción Militar, dependiente de la Marina de Guerra, en el marco de la «Revolución Libertadora» que tomó el poder nacional a través de un golpe de Estado el día 16 de septiembre de 1955. La auditoría emitió el dictamen 2428 el 31 de octubre del ’55 y la ratificación militar llegó el 12 de diciembre, con lo cual concluye la causa «Chaves» con el sobreseimiento de los marinos involucrados en el piquete, si bien luego se adoptaron algunas medidas administrativas más, como por ejemplo el archivo del expediente. Pocas causas lograrán un trámite tan expeditivo como en este caso.


Partícipes


El expediente permite conocer la totalidad de los nombres de los militares intervinientes, tanto en el operativo realizado en la vivienda del sindicalista Manuel Chaves, como en la tramitación del expediente. Comencemos por el Juzgado Nacional de Primera Instancia, Criminal y Correccional, con asiento en Azul:
Juez Nacional: Dr. Jorge Zavala Rodríguez
Procurador Fiscal: Dr. Julián R. Esteves
Defensor: (espacio en blanco, no se consigna a nadie)
Secretario: Sr. Juan Carlos Martínez Alcorta
A partir del golpe dado por la «Revolución Libertadora » el nuevo Jefe Militar del Distrito de Azul fue el Capitán de Corbeta de Infantería de Marina Gilberto Antonio Sánchez.
Los militares que intervinieron en el operativo del 22 de septiembre en el domicilio de Chaves fueron los siguientes:
Cap. Corb. Médico Enrique Ortega; Tte. Navío I.M. Dardo Carmelo de la Canal; Tte. Corb. I.M. Alberto Rafael Heredia; Tte. Corb. Contador Miguel Alfredo Ferreyra; Subof. Ppal. (Ejérc.) Heraclio Bargione; Subof. Pro. (Ejérc) Orlando Alejandrino Colman; y los conscriptos clase 1934 Isidro Tomás Rodríguez, Juan Weis, Otilio Altamirano y Rodolfo Benítez.
Los responsables de instruir el sumario fueron los siguientes marinos:
- Capitán de Fragata (R.A.) Álvaro Gómez Villafañe
- Teniente de Corbeta (RA) Adrián Lorenzo Lastreto, Secretario.
- Jorge E. Perren, Capitán de navío, Comandante Superior del Sector de Puerto Belgrano.
La causa «Chaves» permanecerá en desarrollo y custodia del Ministerio de Marina a través de la Dirección General del Personal Naval. El expediente recuperado lleva las firmas de los siguientes marinos en 1955:
- Blas de Achaval, Capitán de Navío Auditor, Jefe Departamento Auditoría.
- Rafael Bronenberg, Capitán de Fragata, Pro-Secretario.
- Héctor R. Puig Moreno, Capitán de Fragata, Jefe del Departamento de Armas, Dirección General del Material Naval, División Artillería.
- Julio Brandan Aráoz, Capitán de Corbeta Auditor, Jefe División Auditoría.
- Raúl H. Fernández Schoo, Teniente de Navío, Jefe Dirección General del Personal Naval.
- Jorge E. Perren, Capitán de Navío a cargo del Comando de la Base Naval Puerto Belgrano.
- Roberto H. Barraco Mármol, Teniente de Fragata, Auditor de la Base Naval Puerto Belgrano.
- Carlos A. L. Bourel, Capitán de navío a cargo de la Dirección General, Dirección de Personal Naval y Ministerio de Marina.
- Víctor Fernando Lestanguet, Coronel Auditor, Auditor General de las Fuerzas Armadas (Ejército Argentino - Auditoría General de las Fuerzas Armadas).
- Néstor O. Pozzi, Capitán de Corbeta, Ayudante Secretario, Puerto Belgrano.
La Junta de Reconocimientos Médicos estuvo conformada desde la Inspección General de Sanidad y se llevó a cabo en el Hospital Naval de Buenos Aires. Los responsables médicos fueron los siguientes:
- Ciriaco F. Cuenca, Capitán de Navío Médico, Vocal.
- Emilio F. P. Bonnet, Capitán de Navío Médico, Presidente.
- Luis A. Di Yiorio, Capitán de Fragata Médico, Vocal.
- Antonio Oscar Etcheverry, Capitán de Fragata Médico, Vocal.
- Roberto F. I. Cañas, Capitán de Fragata Médico, Vocal.
Los interventores del sindicato ATE en el golpe de Estado de 1955 y que intervienen en el expediente «Chaves»:
- Antonio E. Pelejero, Mayor - Interventor en ATE.
- Hugo Alberto David, Interventor ATE Azul


Declaración de la viuda de Chaves


Amalia Mármol de Chaves, la esposa del sindicalista azuleño muerto por un piquete de la “Libertadora” declaró ante la instrucción judicial el día 23 de septiembre de 1955.
Por primera vez se publica su testimonio: “(...) la Instrucción se constituye en la finca de la calle Córdoba número ochocientos setenta y siete de esta ciudad perteneciente a la familia de Pedro Palmisano, lugar éste donde se hace comparecer a la señora Amalia Mármol de Chaves, la que prestó juramento de Ley de decir verdad y manifestó llamarse como queda dicho, ser argentina de 41 años de edad, instruida, se ocupa de los quehaceres de su hogar y domiciliada en la calle Córdoba número 869 de ésta Ciudad; aclara comprenderle las Generales de la Ley para con la víctima de autos Manuel Chaves por ser la esposa legítima de éste pero no obstante lo cual promete nuevamente ser veraz en sus dichos. Y respondiendo a preguntas que se le formulan relacionadas en un todo con el hecho que se investiga, dijo: que ayer siendo aproximadamente las veintidós horas llegó a su domicilio su extinto esposo, que lo hacía procedente del centro de la ciudad y después de cenar en unión de todos los de la familia como tiene costumbre hacerlo, cerró con candado la puerta de acceso de la verja que da a la calle, disponiéndose a acostarse; que en tal circunstancia y siendo más o menos las veintitrés horas sintió golpear las manos, saliendo la declarante pudiendo observar que en la vereda, frente a la puerta, había dos personas que al parecer vestían ropas militares, pidiéndole a la dicente que abriera enseguida la puerta lo que no pudo hacer de inmediato en razón que la llave en ese momento no se encontraba en su poder pues estaba colgada debajo del corredor; que seguidamente sintió un disparo de arma de fuego y las dos personas que mencionó penetraron al interior de la finca no pudiendo precisar por (qué) parte lo hacían, llegando junto a la dicente que se encontraba debajo del corredor preguntándole insistentemente por su esposo y en tal circunstancia éste, es decir su esposo, salió del interior de la cocina, donde había ido en busca del reloj, sintiendo la dicente un disparo de arma que partía de una de las dos personas que se encontraban a su lado y a la vez uno de éstos la tomó del brazo y la introdujo dentro de la habitación que (da) a la cocina, encerrándola tomando el picaporte del lado de afuera. Que pasado el primer momento de confusión consiguió salir al corredor de la casa observando que su esposo se encontraba caído debajo del corredor”.


Informe sobre el cadáver


La descripción científica y, en consecuencia, minuciosa de las heridas en el cuerpo de Manuel Chaves, fue realizada por el médico policial. Es necesario transcribir dicho documento: “Señor Comisario: Informo a Ud., bajo juramento de ley, que he examinado al cadáver de Manuel Chaves, el que presenta las siguientes lesiones: herida de bala con orificio de entrada en la región axilar derecha con una dirección de abajo hacia arriba y de derecha a izquierda con orificio de salida a nivel del cuello en su cara lateral derecha y siguiendo la trayectoria penetra nuevamente en el cuello cerca de la región maxilar inferior, atraviesa la base del cráneo y tiene su orificio de salida en la región parieto-frontal izquierda; heridas de bala con orificio de entrada en región frontal derecha, región frontal media y región maxilar superior izquierda con orificios de salida en la región occipital. Además presenta una herida desgarrada en región posterior del muslo izquierdo. La causa de la muerte se halla claramente establecida ya que cualquiera de los impactos ha sido mortal en forma instantánea provocando el estallido del cráneo, por lo que no se hace necesaria la autopsia médico-legal”.
El informe médico fue redactado por el doctor Aldo Soriani. Lleva su sello y firma, y está fechado en Azul el 23 de septiembre de 1955.
Un puñado de horas había transcurrido desde el estallido de la “Revolución Libertadora” que, en forma abrupta, ya se había cobrado la primera víctima de lo que sería un largo y luctuoso historial.


Para culminar…


La avenida Manuel Chaves fue la décima octava arteria en ser bautizada en los años ’70. El próximo domingo nos ocuparemos de la calle Maestras Azuleñas.


Agradecimientos y fuentes


Muchas gracias al profesor, periodista e historiador Marcial Luna por su enorme colaboración y el artículo redactado en exclusiva para engalanar este trabajo.
Muchas gracias a Norma Iglesias por su incansable y enriquecedora guía por los senderos de la historia azuleña.
Muchas gracias a Emiliano Tuinstra por su respaldo incondicional.
Muchas gracias a Stella Tumminaro del Concejo Deliberante de Azul.
Muchas gracias a Chelita, Daniela y Alicia de la Biblioteca Pública “Monseñor César A. Cáneva”.
Muchas gracias a Alicia Medel y Norma Binzuña del Archivo Municipal.
Hemeroteca de Azul “Juan Miguel Oyhanarte”.
Marcial Luna. “Chaves. El primer asesinato de la Revolución Libertadora”. (2013). CTA Ediciones.
Alberto Sarramone. “Historia del antiguo pago del Azul”. (1997). Biblos. Azul.



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