nicho en el cementerio de Azul, donde descansa Chaves y señora
En septiembre de 1955, la Republica se vio conmocionada por el estallido de un golpe de estado que mas tarde se dio en llamar Revolución Libertadora. Gobernaba el país el general Juan Domingo Perón, y si bien había dado y hecho mucho por los obreros, dignificándolos. En los últimos tiempos se había excedido en el tratamiento hacia la oposición dejando de lado las prácticas democráticas.
El mayor opositor, dentro de las fuerzas armadas, la marina era la más virulenta y la que mayor animadversión hacia el gobierno mostró.
Producido el golpe de estado, el 16 de septiembre,la marina no solo, amenazo con bombardear poblaciones indefensas, sino que arraso con los opositores al golpe d e estado.
Acá en azul protagonizo un o de los más sanguinarios y aberrantes actos.
Fusilo y masacro con increíble saña, al entonces Secretario General de la CGT Regional Azul, don Manuel Chávez.Un dirigente gramial serio y honesto dedicado a su funcion de Secretario de la CGT Regional
Veamos algunos datos biográficos:
Nació un 18 de julio de 1913, en General Guido Pcia de Buenos Aires sus padres fueron Jorge Chávez y doña Josefa Mateo, sus primeros años en su pueblo natal, al decir de sus amigos, no era un joven de divertirse, sino era mas bien retraído y trabajador, ayudando a sus padres en las tareas diarias.
A los treinta años ingreso en la Policía, en la comisaría de su pueblo, algunos memoriosos, recuerdan a ese joven que al terminar su trabajo se iba directamente a su casa y de allí al comenzar el día marchaba a su trabajo; tenia muchas veces que llevar hasta Sierra Chica, a detenidos conociendo asi a la que seria su esposa.
Aun hoy como ocurre con Sanfilipo, el pueblo de Azul le debe el merecido homenaje a su trayectoria, aunque una calle lleve su nombre
fuente: diario el tiempo
conversaciones son los hijo
Manuel Chaves, un mártir del justicialismo
26 de abril de 2015 a las 11:12
Las calles del Azul
Manuel
Chaves, un mártir del justicialismo
La centésima quinta calle de nuestro recorrido, en 1974, fue
nombrada como Manuel Chaves, en homenaje al secretario general de la A.T.E. y
la C.G.T. brutalmente asesinado en 1955 durante las primeras jornadas del golpe
de Estado producido por la autoproclamada “Revolución Libertadora”.
Por Eduardo Agüero Mielhuerry
Trabajo declarado de Interés Legislativo y Comunitario por
el Concejo Deliberante de Azul.
El 25 de marzo de 1879, a través del Decreto N° 183, el
Presidente de la Corporación Municipal de Azul, Federico Julián Olivencia, le
impuso nombres a las apenas 36 calles que tenía el pueblo, denominadas hasta
entonces con números romanos.
Nueve años más tarde la ciudad había crecido de manera
sustancial, por lo que fue necesario trazar y denominar nuevas calles. Así fue
como, el 4 de marzo de 1888, el intendente Pedro Oubiñas promulgó el Decreto N°
354 que establecía las denominaciones de ocho arterias y se nombraron como
“avenidas” a dos calles preexistentes.
Entrado el siglo XX, el crecimiento poblacional y la
dispersión de construcciones dentro de la forzosamente ampliada cuadrícula
urbana, conllevaron a la imperiosa necesidad de trazar nuevas arterias para
facilitar la circulación y desarrollar ordenadamente el ejido de Azul.
A través de la Ordenanza N° 782, del 18 de octubre de 1924, el Honorable Concejo
Deliberante, por unanimidad, le impuso nombres a veinte nuevas calles abiertas
y/o rectificadas en su trayecto. El proyecto había sido presentado y tratado
por una Comisión especial integrada por Eduardo Berdiñas, Gregorio Motti,
Francisco Gilardoni y Pedro Guiraut. Días después, éste último, que era el
intendente Municipal de aquel entonces, la promulgó.
Los años ’40 trajeron aparejados varios cambios de denominación para las calles
azuleñas y algunas incorporaciones. En el segundo semestre de 1942, durante la
administración del intendente José María Peluffo, se denominaron cinco avenidas
(tres de ellas de circunvalación). Y algunos años más tarde, en 1949, el
intendente Ernesto María Malére sancionó la Ordenanza N° 88 a través de la cual
se designó con el nombre de Rastreador Fournier “a un tramo de calle adyacente
al Parque Municipal”, la calle hasta entonces más corta en su recorrido de
Azul.
Pasada la mitad del siglo XX, el crecimiento poblacional y
la dispersión de construcciones dentro de la forzosamente ampliada cuadrícula
urbana, conllevaron a la imperiosa necesidad de trazar nuevas arterias para
facilitar la circulación y desarrollar ordenadamente el ejido de Azul.
Mediante el Decreto-Ordenanza del 12 de noviembre de 1956,
firmado por el Comisionado Guillermo Rodolfo Sarmiento, se le impusieron
nombres a quince nuevas calles de la ciudad.
La disposición fue promulgada el 27 de diciembre del mismo
año a través del Decreto 23.777/56 de la Intervención Nacional y recién se
hicieron efectivas las imposiciones el 3 de enero de 1957. Las denominaciones
de entonces fueron propuestas por la “Comisión Municipal de Investigaciones
Históricas del Partido de Azul”, a cuyo frente se hallaba el historiador
azuleño Vicente Porro quien contaba con la incansable colaboración de la
poetisa María Aléx Urrutia Artieda.
Empero Azul siguió creciendo y así en los años ’60 llegaron
dos nuevas denominaciones Juan Bautista Justo y Carlos Pellegrini, dos
personalidades de peso en la política nacional que marcaron indudablemente
nuestra historia. Ambos nombres fueron impuestos durante la administración del
intendente designado Julio Villanueva.
Al iniciarse la década del ’70, Azul vivirá una interesante etapa de expansión
en una época compleja. La primera nueva denominación que aparecerá en la
cuadricula urbana será General Martín Miguel de Güemes, nombre que se le impuso
mediante el Decreto del 14 de junio de 1971 a la otrora Avenida Humberto I
entre el puente sobre el Arroyo Azul y la calle General Escalada (límite este
último que será corrido en la práctica hasta la calle Cabo Daniel González).
Luego surgirán dieciséis arterias en el flamante “Barrio
Banco de la Provincia de Buenos Aires”, inaugurado el 7 de noviembre de 1970 y
que el 14 de junio del año siguiente recibió el nombre de “General Martín
Miguel de Güemes” (mediante el mismo decreto que denominó a la avenida). Los
nombres elegidos mediante el Decreto del 9 de junio de 1972 fueron: Perú,
Ecuador, Colombia, Guyana, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras,
El Salvador, Guatemala, Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia.
El 5 de septiembre de 1974, durante la administración del
intendente electo Juan Carlos Peralta Reyes, mediante la Ordenanza N° 147, la
prolongación de la calle San Martín -convertida en avenida-, recibirá el nombre
del sindicalista asesinado en Azul, Manuel Chaves. Poco después, el mismo
intendente bautizó, mediante la Ordenanza 271 del 21 de julio de 1975, a la
Calle N° 2 con el nombre de Maestras Azuleñas.
El 23 de septiembre de 1976, mediante la Ordenanza N° 362,
se impondrán los nombres de Tierra del Fuego y Antártida Argentina a dos calles
de breve recorrido al Oeste de la Avenida 25 de Mayo hasta la calle General
Uriburu (actual De Paula), entre Formosa y Misiones, la primera, y entre Mesura
y Darhanpé, la segunda.
Las últimas tres calles de la década surgirán mediante el
Decreto N° 441 del 16 de diciembre de 1979, que impondrá los nombres de
Teniente de Marina Eduardo O´Connor, Teniente Coronel de Marina Erasmo Obligado
y Comodoro de Marina Luis Py.
Siguiendo la Ordenanza N° 18
Considerando la Ordenanza N° 18, mediante la cual el
intendente Ernesto María Malére había implantado un sistema numérico arábigo
para la denominación de las arterias azuleñas, a la que desde antaño era la
calle General José de San Martín, se le impuso el número 27.
Cabe recordar que según la disposición sancionada por el
Concejo Deliberante (8 de julio de 1953) y promulgada poco después por el
Ejecutivo (el día 11 del mismo mes), se enumeró del 1 al 59 a las calles
paralelas a la Avenida Intendente Juan José Mujica (que le correspondía el 1) y
del 60 en adelante desde la primera arteria paralela a la Ruta Nacional N° 3.
Sin embargo, como en otras oportunidades hemos aclarado, el
sistema numérico no tuvo buena aceptación en la comunidad y aunque se podría
decir que aún hoy convive con el sistema nominal -pues la Ordenanza nunca fue
derogada-, ya nadie lo usa, quedando hecha la salvedad en cuanto a las calles
que por nombre llevan un número desde entonces.
Años más tarde, como ya se mencionó, en el mes del décimo
noveno aniversario del homicidio del sindicalista, siendo Presidente del
Concejo Deliberante Miguel Diab, a través de la Ordenanza N° 147 sancionada por
el intendente Juan Carlos Peralta Reyes, la prolongación hacia el Oeste de la
arteria General José de San Martín recibió el nombre de Manuel Chaves desde el
puente sobre el Arroyo Azul hasta su cruce con la Ruta Provincial N° 51, siendo
todo este trayecto de doble mano de circulación (actualmente sólo desde la
calle De las Cautivas hasta la ruta).
Una cuna humilde
Manuel Víctor Chaves nació el 18 de julio de 1913 y fue
bautizado el 19 de mayo de 1915, en General Guido provincia de Buenos Aires.
Sus padres fueron Jorge Chaves (nacido en Dolores, Buenos Aires) y doña Josefa
Mateo (nacida en Santiago de Arenas, España), quienes se habían unido en
matrimonio el 10 de abril de 1911. La pareja tuvo además dos hijas: Paulina
Adelina (18 de mayo de 1912) y Josefa Antonia (18 de marzo de 1921).
La familia se radicó en la zona aledaña a la estación
ferroviaria de Guido; vivieron en la calle Belgrano casi esquina Alem. Su padre
prestaba servicios en campos de la zona -siendo cocinero en al menos tres
estancias-, y su madre también colaboraba dedicándose además a las tareas del
hogar.
Cursó el primario en la Escuela N° 1 Domingo F. Sarmiento.
Durante su juventud demostró ser un joven trabajador, un tanto retraído, pero
excelente amigo.
En los años ’30 ingresó en la Policía, en la comisaría de su
pueblo como suboficial, siendo pronto ascendido a oficial escribiente. Dado su
empleo, en reiteradas oportunidades trasladó presos a Sierra Chica y fue allí
donde conoció a Roque Jacinto Mármol, quien se convirtió rápidamente en su
amigo y tiempo después en su cuñado.
El 28 de enero de1939, en Olavarría, Manuel Chaves contrajo
matrimonio con Amalia Damiana Mármol (hija de Juan Evangelista Mármol y Damiana
Josefa Rosa Quiroga). La joven pareja se radicó en el hogar de los Chaves, en
Guido, y poco a poco, la familia se fue agrandando. Tuvieron cuatro hijos los
cuales nacieron en diferentes lugares: Rubén Omar (Dolores, 12 de febrero de
1940); Manuel Oscar (Olavarría, 11 de mayo de 1941); Carlos Ovidio (Hinojo, 19
de enero de 1943); y Angélica Amalia (General Guido, 28 de noviembre de 1945).
En 1945 Manuel perdió su empleo en la fuerza policial; sin
embargo, un pariente, que era funcionario de Juan D. Perón, a través del
Ministerio de Educación, le consiguió un nombramiento como bibliotecario en la
Escuela Normal de Azul.
Nuevos horizontes
Toda la familia Chaves se trasladó a la ciudad de Azul donde
Manuel se desempeñó en el cargo por al menos dos años. Al mismo tiempo, comenzó
a militar en las filas del Peronismo, que se desarrollaba en nuestro país
gestando cambios en todos los niveles sociales.
En pleno comienzo de una nueva etapa histórica, los
municipios iniciaron sus campañas políticas para las elecciones que se
realizaron el 14 de marzo de 1948. La atención de la comunidad azuleña se
polarizó entre el candidato de la Unión Cívica Radical y el del Peronismo.
Respectivamente, por un lado, el destacado y reconocido abogado Alfredo Prat,
de dilatada trayectoria política y laboral, y por el otro, el joven, también
abogado, Ernesto María Malére. Los discursos políticos fueron sumamente
profundos, pero la suerte estaba echada y el “huracán” peronista arrasó también
en Azul. El doctor Malére triunfó alcanzando 5.019 votos sobre los 3.891 de su
opositor.
Convencido del nuevo panorama planteado por Perón y Evita,
Manuel Chaves se afilió a la Asociación de Trabajadores del Estado (A.T.E.),
mostrándose inmediatamente interesado en la actividad gremial y por supuesto en
la propuesta que el presidente de la República estaba llevando a cabo en el país.
El 11 de noviembre de 1951 las urnas volvieron a expresar la
voluntad del pueblo. Malére fue el primer intendente de Azul en ser reelecto
para un segundo mandato consecutivo.
Destacándose en la central obrera, el 7 de octubre de 1953,
Manuel Chaves se candidateó para conducirla, empero el acérrimo peronista
Manuel López Roux obtuvo la victoria. Sin embargo, poco después éste renunció
dado que, además había sido electo Diputado provincial. Entonces, desde la
C.G.T. nacional se designó a Chaves al frente de la delegación regional, quien
asumió el 7 de diciembre. El 31 del mismo mes, Manuel Chaves recibió la
credencial como miembro del Subcomando Táctico del Partido Peronista de Azul,
en representación de la C.G.T. Azul.
A mediados de marzo de 1954, desde el Comando Estratégico
Peronista, se dio a conocer la nómina de candidatos que conformaban la lista
para las elecciones del siguiente mes. Alberto Rubens López Claro la encabezaba
como candidato a intendente, acompañado por Miguel Diab, Antonio Barbere y Manuel
Chaves, entre otros, como candidatos a concejales.
Los comicios del 25 de abril fueron una vez más auspiciosos
para el Peronismo y en especial el azuleño. El triunfo fue considerado
aplastante, pues el dirigente López Claro obtuvo 15.034 votos frente a los
9.080 que apoyaron a su opositor, el radical, Juan Manuel Carboni. Sin embargo,
la alegría de la victoria duró muy poco. Aquellos meses de espesa
turbulencia política no solo fatigaban sino que sobre todo preocupaban a
la dirigencia.
El 25 de septiembre de aquel año la C.G.T. Azul inauguró su propia Biblioteca,
a la que se llamó “Eva Perón”. El acto contó con la presencia de trabajadores y
dirigentes, siendo oradores en la ocasión el director de Bibliotecas del
Ministerio de Educación de la provincia, Miguel Ángel Torres Fernández, y el
delegado regional, Manuel Chaves.
El proyecto más ambicioso que impulsó la C.G.T. Azul conducida por Manuel
Chaves fue la construcción de un Estadio Obrero, el cual estuvo planificado
sobre cuatro manzanas ubicadas en el barrio Villa Fidelidad (a la altura de las
calles Gral. Manuel Escalada y prolongación Gral. San Martín -actual Av.
Chaves-). Las tierras eran fiscales y la Municipalidad las donó a la
organización sindical. El proyecto fue realizado por el azuleño Adolfo Godoy y
el monumental polideportivo (que incluía canchas de fútbol, básquet, tenis,
bochas, pista de atletismo, gimnasio, confitería, cine y teatro al aire libre,
pista de autos Midget, y hasta una Ciudad Infantil) llevaría el nombre de
“Presidente Perón”, pero el devenir de los acontecimientos lo dejaría
simplemente como un proyecto…
El Concejo Deliberante de Azul se renovó el 1 de mayo de 1955. Ese mismo día
asumió López Claro en medio de convulsiones político-militares que presagiaban
el final. A los pocos meses, esas tensiones militares que habían comenzado a
manifestarse cuatro años antes -con el apoyo del mundo político opositor al
Peronismo-, harían crisis culminando en la autoproclamada “Revolución
Libertadora”.
El 20 de septiembre de 1955 el derrocamiento de Perón fue inevitable y el
gobierno quedó en manos del Presidente de facto, general Eduardo Lonardi. En
Azul, el gobierno de López Claro, iniciado apenas cinco meses antes, se vio
interrumpido cuando él y sus colaboradores se vieron forzados a presentar sus
renuncias. El Contador Nacional Arrigó Kubik fue designado como encargado
administrativo de la Comuna.
Al día siguiente, por la tarde, llegaron al palacio municipal el segundo jefe
del Arsenal Naval Azopardo, capitán de corbeta de Infantería de Marina Gilberto
Antonio Sánchez, su ayudante teniente de navío Héctor Peralta y el capitán de
corbeta Enrique Ortega. El primero de ellos fue quien se impuso al frente del
Municipio.
Varias personas habían sido citadas para presenciar la toma del poder comunal
por la Marina de Guerra. Entre los invitados asistieron Manuel Chaves como
delegado regional de la CGT y los doctores Palmiro Bartolomé Bogliano y José
María Caputi Ferreyra. La historia tomaría otro rumbo desde entonces…
Una muerte injusta
La noche del 22 de setiembre de 1955 Manuel Chaves fue a la
Comisaría a ver al jefe de la misma, González, para averiguar si había alguna
orden de detención que pesara sobre él. El Comisario le informó que no;
únicamente, al día siguiente, tenía que entregar las llaves de la C.G.T. al
capitán de corbeta Sánchez.
Manuel llegó a su domicilio poco después de las diez de la
noche, donde lo esperaba su familia para cenar. Su hogar, ubicado en la calle
Córdoba N° 869 (actual Intendente Ernesto M. Malére), era humilde, pequeño;
junto a su esposa y sus cuatro hijos vivía en una casa alquilada, de las
denominadas “martillo”, con el corredor que daba a la calle, una estera que
impedía la visión desde afuera y un paredón bajo al frente.
Pasadas las once de la noche, mientras estaban de sobremesa
-tomando un té- y los dos hijos más pequeños ya dormían, oyeron que golpeaban
las manos. Amalia salió parsimoniosamente a atender y quedó sorprendida ante el
tumulto en la calle de hombres de la Marina. Habían rodeado la manzana.
Cuando estaba a punto de salir, escuchó que afuera gritaron:
“¡Queremos a Chaves!”. Y tras un instante de silencio e incertidumbre dos
disparos quebraron la paz de la noche. El candado que trababa la puerta voló
por los aires…
Chaves atinó a indicarle a su hijo mayor que salte el
paredón hacia el domicilio de los vecinos e inmediatamente se encaminó hacia el
frente de su hogar pensando que habían matado a su esposa.
Para entonces, el sobrino que los acompañaba ya había sido
sacado hacia la calle y su esposa y sus tres hijos habían sido encerrados en
una de las piezas. Al regresar de la parte trasera de la casa y llegar al
corredor, Chaves se encontró con los hombres de la Marina en su patio. Casi sin
mediar palabras, entre las sombras, lo acribillaron a balazos...
El teniente de navío Carlos Alberto Heredia fue quien
efectuó los disparos al dirigente desarmado y desconcertado por la abrupta
irrupción.
Cuando Rubén, que había saltado a la casa del vecino,
escuchó las ráfagas de tiros, decidió volver. Encontró a su padre agonizando en
el suelo y sólo atinó a abrazarlo…
El cadáver de Manuel Chaves estuvo tirado en el corredor de
su casa hasta las seis de la mañana. Idilio Pedro Giarola, un dirigente del
peronismo azuleño, junto con el subdelegado “cegetista” Rodolfo Godoy, fueron
quienes llegaron hasta la casa de los Chaves e iniciaron los trámites del
funeral. Doña Amalia y sus hijos no salían de su conmoción…
El dirigente fue velado en su dormitorio mientras aún afuera
se evidenciaban los daños producidos por los proyectiles.
El Comando Militar de Azul de la “Revolución Libertadora”
brindó públicamente su versión “oficial” del hecho: “Se informa a la población
de Azul que, siendo aproximadamente las 23:30 horas y cuando se realizaba una
investigación respecto a la tenencia ilegal y desautorizada de armas de fuego
ocurrió un lamentable acontecimiento. Al resistirse armado y hacer fuego sobre
las autoridades que solicitaban la información precedente, resultó muerto el
señor Manuel Chaves. De inmediato la Policía Regional inició las actuaciones
pertinentes con la intervención del señor Juez Federal Jorge A. Zavala
Rodríguez”.
El sepelio fue realizado el 24 de septiembre por la tarde en
el Cementerio Central, previo responso en la Parroquia San Antonio de Padua.
Poco después, de acuerdo con numerosas versiones, se supo que los hombres de la
Marina irrumpieron en la casa de los Chaves alertados por la denuncia que
formuló un vecino, Salvador Padilla, acérrimo antiperonista, quien habría
afirmado que “en la casa de Manuel había una reunión de la C.G.T. y que había
armas”. Mentiras y odios absurdos que provocaron la muerte de un inocente.
EXCLUSIVO
El Expediente sobre la muerte de Manuel Chaves que custodió
Isaac Rojas durante medio siglo
Por Marcial Luna
El expediente iniciado como consecuencia del fusilamiento de
Manuel Chaves no se había extraviado ni incinerado durante alguno de los
procesos militares posteriores a 1955. Durante la investigación que realicé
para el libro, en la década del '90, tanto en la Justicia Federal como en
diversos organismos de las fuerzas armadas se me informó que esa documentación
había sido destruida. Sin embargo, en noviembre de 2014 el Ministerio de
Defensa de la Nación hizo público el archivo reservado de uno de los cabecillas
del golpe militar de 1955: el almirante Isaac Rojas.
Entre la significativa documentación recuperada se encuentra
el expediente «Chaves», identificado como ARA DGH 26-1030 (R) C de 1955, cuya
copia ahora se encuentra en mi archivo personal. Este expediente,
fundamentalmente de instrucción a través de la justicia militar, contiene
múltiples elementos que vienen a confirmar la investigación realizada para el
libro que titulé Chaves, el primer asesinato de la “Revolución Libertadora”, y
que fuera editado en 1994 por este diario, como primera edición, y en 2013, por
CTA Ediciones, a nivel nacional, lo cual permitió presentarlo en sitios
emblemáticos para cualquier autor, como es el caso de la Biblioteca del
Congreso de la Nación y de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
En 2015 se publicará la edición definitiva del libro
“Chaves”, con la incorporación de un capítulo referido al contenido del
expediente que estuvo en manos de Isaac Rojas. Así, concluirá la investigación
que comenzó en 1994, con el primer testimonio brindado por los hijos del
sindicalista fusilado el 22 de septiembre de 1955 en Azul y que también se
publicó, como adelanto, en EL TIEMPO.
En “custodia”
La información recobrada tiene, por lo menos, una doble
importancia: por un lado se trata de la «causa Chaves» hasta ahora desconocida
y ocultada y, por el otro, ha estado preservada bajo siete llaves personalmente
por uno de los máximos responsables de la «Revolución Libertadora». Es decir,
demuestra que el caso del asesinato de Manuel Chaves ha sido lo suficientemente
importante para el almirante Isaac Rojas como para mantenerlo bajo celosa
«custodia» durante cincuenta y nueve años. Incluso trascendiendo el tiempo de
su propia muerte, ocurrida en 1993, puesto que recién en 2014 se logró la
apertura de su archivo personal.
El expediente «Chaves» tiene dos etapas claves: la primera,
desarrollada en la órbita del Juzgado Nacional (ahora Federal) con asiento en
Azul durante 1955 y luego, a partir de que el magistrado declara su
«incompetencia», la segunda etapa, con instrucción en la Justicia Militar.
Incompetencia
Hay datos fundamentales en esta causa. El primero de ellos,
si se tiene en cuenta que la muerte de Chaves se produce durante la noche del
22 de septiembre, es que el sumario de inicia el día 23 de septiembre de 1955,
a cargo del Juzgado Nacional de 1ra. Instancia con sede en Azul. Al día
siguiente, 24, el juez nacional declara su incompetencia, rápidamente. A partir
de entonces el caso quedará en manos del Juzgado de Instrucción Militar,
dependiente de la Marina de Guerra, en el marco de la «Revolución Libertadora»
que tomó el poder nacional a través de un golpe de Estado el día 16 de
septiembre de 1955. La auditoría emitió el dictamen 2428 el 31 de octubre del
’55 y la ratificación militar llegó el 12 de diciembre, con lo cual concluye la
causa «Chaves» con el sobreseimiento de los marinos involucrados en el piquete,
si bien luego se adoptaron algunas medidas administrativas más, como por
ejemplo el archivo del expediente. Pocas causas lograrán un trámite tan
expeditivo como en este caso.
Partícipes
El expediente permite conocer la totalidad de los nombres de
los militares intervinientes, tanto en el operativo realizado en la vivienda
del sindicalista Manuel Chaves, como en la tramitación del expediente.
Comencemos por el Juzgado Nacional de Primera Instancia, Criminal y
Correccional, con asiento en Azul:
Juez Nacional: Dr. Jorge Zavala Rodríguez
Procurador Fiscal: Dr. Julián R. Esteves
Defensor: (espacio en blanco, no se consigna a nadie)
Secretario: Sr. Juan Carlos Martínez Alcorta
A partir del golpe dado por la «Revolución Libertadora » el
nuevo Jefe Militar del Distrito de Azul fue el Capitán de Corbeta de Infantería
de Marina Gilberto Antonio Sánchez.
Los militares que intervinieron en el operativo del 22 de
septiembre en el domicilio de Chaves fueron los siguientes:
Cap. Corb. Médico Enrique Ortega; Tte. Navío I.M. Dardo
Carmelo de la Canal; Tte. Corb. I.M. Alberto Rafael Heredia; Tte. Corb.
Contador Miguel Alfredo Ferreyra; Subof. Ppal. (Ejérc.) Heraclio Bargione;
Subof. Pro. (Ejérc) Orlando Alejandrino Colman; y los conscriptos clase 1934
Isidro Tomás Rodríguez, Juan Weis, Otilio Altamirano y Rodolfo Benítez.
Los responsables de instruir el sumario fueron los
siguientes marinos:
- Capitán de Fragata (R.A.) Álvaro Gómez Villafañe
- Teniente de Corbeta (RA) Adrián Lorenzo Lastreto,
Secretario.
- Jorge E. Perren, Capitán de navío, Comandante Superior del
Sector de Puerto Belgrano.
La causa «Chaves» permanecerá en desarrollo y custodia del
Ministerio de Marina a través de la Dirección General del Personal Naval. El
expediente recuperado lleva las firmas de los siguientes marinos en 1955:
- Blas de Achaval, Capitán de Navío Auditor, Jefe
Departamento Auditoría.
- Rafael Bronenberg, Capitán de Fragata, Pro-Secretario.
- Héctor R. Puig Moreno, Capitán de Fragata, Jefe del
Departamento de Armas, Dirección General del Material Naval, División Artillería.
- Julio Brandan Aráoz, Capitán de Corbeta Auditor, Jefe
División Auditoría.
- Raúl H. Fernández Schoo, Teniente de Navío, Jefe Dirección
General del Personal Naval.
- Jorge E. Perren, Capitán de Navío a cargo del Comando de
la Base Naval Puerto Belgrano.
- Roberto H. Barraco Mármol, Teniente de Fragata, Auditor de
la Base Naval Puerto Belgrano.
- Carlos A. L. Bourel, Capitán de navío a cargo de la
Dirección General, Dirección de Personal Naval y Ministerio de Marina.
- Víctor Fernando Lestanguet, Coronel Auditor, Auditor
General de las Fuerzas Armadas (Ejército Argentino - Auditoría General de las
Fuerzas Armadas).
- Néstor O. Pozzi, Capitán de Corbeta, Ayudante Secretario,
Puerto Belgrano.
La Junta de Reconocimientos Médicos estuvo conformada desde la
Inspección General de Sanidad y se llevó a cabo en el Hospital Naval de Buenos
Aires. Los responsables médicos fueron los siguientes:
- Ciriaco F. Cuenca, Capitán de Navío Médico, Vocal.
- Emilio F. P. Bonnet, Capitán de Navío Médico, Presidente.
- Luis A. Di Yiorio, Capitán de Fragata Médico, Vocal.
- Antonio Oscar Etcheverry, Capitán de Fragata Médico,
Vocal.
- Roberto F. I. Cañas, Capitán de Fragata Médico, Vocal.
Los interventores del sindicato ATE en el golpe de Estado de
1955 y que intervienen en el expediente «Chaves»:
- Antonio E. Pelejero, Mayor - Interventor en ATE.
- Hugo Alberto David, Interventor ATE Azul
Declaración de la viuda de Chaves
Amalia Mármol de Chaves, la esposa del sindicalista azuleño
muerto por un piquete de la “Libertadora” declaró ante la instrucción judicial
el día 23 de septiembre de 1955.
Por primera vez se publica su testimonio: “(...) la
Instrucción se constituye en la finca de la calle Córdoba número ochocientos
setenta y siete de esta ciudad perteneciente a la familia de Pedro Palmisano,
lugar éste donde se hace comparecer a la señora Amalia Mármol de Chaves, la que
prestó juramento de Ley de decir verdad y manifestó llamarse como queda dicho,
ser argentina de 41 años de edad, instruida, se ocupa de los quehaceres de su
hogar y domiciliada en la calle Córdoba número 869 de ésta Ciudad; aclara
comprenderle las Generales de la Ley para con la víctima de autos Manuel Chaves
por ser la esposa legítima de éste pero no obstante lo cual promete nuevamente
ser veraz en sus dichos. Y respondiendo a preguntas que se le formulan
relacionadas en un todo con el hecho que se investiga, dijo: que ayer siendo
aproximadamente las veintidós horas llegó a su domicilio su extinto esposo, que
lo hacía procedente del centro de la ciudad y después de cenar en unión de
todos los de la familia como tiene costumbre hacerlo, cerró con candado la
puerta de acceso de la verja que da a la calle, disponiéndose a acostarse; que
en tal circunstancia y siendo más o menos las veintitrés horas sintió golpear
las manos, saliendo la declarante pudiendo observar que en la vereda, frente a
la puerta, había dos personas que al parecer vestían ropas militares,
pidiéndole a la dicente que abriera enseguida la puerta lo que no pudo hacer de
inmediato en razón que la llave en ese momento no se encontraba en su poder
pues estaba colgada debajo del corredor; que seguidamente sintió un disparo de
arma de fuego y las dos personas que mencionó penetraron al interior de la
finca no pudiendo precisar por (qué) parte lo hacían, llegando junto a la
dicente que se encontraba debajo del corredor preguntándole insistentemente por
su esposo y en tal circunstancia éste, es decir su esposo, salió del interior
de la cocina, donde había ido en busca del reloj, sintiendo la dicente un
disparo de arma que partía de una de las dos personas que se encontraban a su
lado y a la vez uno de éstos la tomó del brazo y la introdujo dentro de la
habitación que (da) a la cocina, encerrándola tomando el picaporte del lado de
afuera. Que pasado el primer momento de confusión consiguió salir al corredor
de la casa observando que su esposo se encontraba caído debajo del corredor”.
Informe sobre el cadáver
La descripción científica y, en consecuencia, minuciosa de
las heridas en el cuerpo de Manuel Chaves, fue realizada por el médico
policial. Es necesario transcribir dicho documento: “Señor Comisario: Informo a
Ud., bajo juramento de ley, que he examinado al cadáver de Manuel Chaves, el
que presenta las siguientes lesiones: herida de bala con orificio de entrada en
la región axilar derecha con una dirección de abajo hacia arriba y de derecha a
izquierda con orificio de salida a nivel del cuello en su cara lateral derecha
y siguiendo la trayectoria penetra nuevamente en el cuello cerca de la región
maxilar inferior, atraviesa la base del cráneo y tiene su orificio de salida en
la región parieto-frontal izquierda; heridas de bala con orificio de entrada en
región frontal derecha, región frontal media y región maxilar superior
izquierda con orificios de salida en la región occipital. Además presenta una
herida desgarrada en región posterior del muslo izquierdo. La causa de la
muerte se halla claramente establecida ya que cualquiera de los impactos ha
sido mortal en forma instantánea provocando el estallido del cráneo, por lo que
no se hace necesaria la autopsia médico-legal”.
El informe médico fue redactado por el doctor Aldo Soriani.
Lleva su sello y firma, y está fechado en Azul el 23 de septiembre de 1955.
Un puñado de horas había transcurrido desde el estallido de
la “Revolución Libertadora” que, en forma abrupta, ya se había cobrado la
primera víctima de lo que sería un largo y luctuoso historial.
Para culminar…
La avenida Manuel Chaves fue la décima octava arteria en ser
bautizada en los años ’70. El próximo domingo nos ocuparemos de la calle
Maestras Azuleñas.
Agradecimientos y fuentes
Muchas gracias al profesor, periodista e historiador Marcial
Luna por su enorme colaboración y el artículo redactado en exclusiva para
engalanar este trabajo.
Muchas gracias a Norma Iglesias por su incansable y
enriquecedora guía por los senderos de la historia azuleña.
Muchas gracias a Emiliano Tuinstra por su respaldo
incondicional.
Muchas gracias a Stella Tumminaro del Concejo Deliberante de
Azul.
Muchas gracias a Chelita, Daniela y Alicia de la Biblioteca
Pública “Monseñor César A. Cáneva”.
Muchas gracias a Alicia Medel y Norma Binzuña del Archivo
Municipal.
Hemeroteca de Azul “Juan Miguel Oyhanarte”.
Marcial Luna. “Chaves. El primer asesinato de la Revolución
Libertadora”. (2013). CTA Ediciones.
Alberto Sarramone. “Historia del antiguo pago del Azul”.
(1997). Biblos. Azul.
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